El actual ritmo frenético de nuestro día a día nos impulsa a buscar alternativas de alimentación rápidas, que permitan adaptarse a nuestras apretadas agendas. Y aquí es cuando hablamos del “batch cooking”, término anglosajón que define una preparación de alimentos en un solo día, para comer una semana, optimizando el tiempo y priorizando la cocina saludable y organizada.
Hasta aquí todo perfecto. ¿Por qué se enseña este método? Porque disponemos de poco tiempo en casa. Comer rápido ha sido sinónimo de comer mal en los últimos años: bocatas grasientos, hamburguesas, pasta con salsas, refrescos, sándwiches…y es que la comida rápida llegó para quedarse, pero ¿y si optamos por alimento sano y bien equilibrado? ¿Se puede comer rápido y bien? A la vista está que sí, sobre todo si te enseñan a organizarte.
Teniendo en cuenta mis anteriores post sobre este monográfico de seguridad alimentaria (Infecciones alimentarias por mala conservación de los alimentos cocinados y La correcta manipulación y conservación de alimentos) ya sabéis que la comida cocinada no puede estar mucho más de 3 días cocinada en la nevera. Por tanto, una forma de conservación rápida en casa sería cocinar y después congelar. No solo guisos, pistos, purés, sopas, rehogados, arroz cocido, verdura cocida. Un error frecuente es cocinar esos alimentos y tenerlos en la nevera ya preparados durante demasiados días. Las verduras se oxidarán, los purés o las sopas perderán sabor, favorecerás el crecimiento microbiano y echarás a perder el alimento.
Inconvenientes del batck cooking
Puedes optar por el “batch cooking” donde se preparan los alimentos cocinados de forma individual, para después terminar el plato el día que lo vas a consumir. Pero deberás congelar si preparas para más de 3 días, o realizar escabeches que duran algo más de 4 días. También puedes optar por la preparación del plato completo y congelar.
Además, existe un muy alto riesgo de contaminación cruzada durante la preparación de mucha cantidad de alimentos. Por lo que la manipulación e higiene de tablas de corte, cuchillos, cucharas, taper y platos debe ser impecable para evitar que microorganismos presentes en alimentos crudos pasen a alimentos que no van a recibir calor.
Recordad lo importante que sería descongelar adecuadamente en la nevera, pero, además, el recalentamiento del alimento a la hora de consumirlo es importante realizarlo adecuadamente.
Un alimento descongelado debe ser recalentado a una temperatura mínima de 60ºC durante varios minutos, y solo recalentar lo que vayas a comer y el número de personas que vayan a comer a la vez.
Ejemplo:
Yo tengo que comer a las 14.00, mi hijo a las 14.45 y mi marido llega a las 16.00. ¿Valdría que yo recalentara lo de las 3 personas a la vez? No. Tendrían que recalentarse por individual debido al largo tiempo que pasará entre unos y otros. Con este ejemplo, creo que queda muy claro el lío que supone esto. Y me atrevería a decir que, en lugar de facilitar, estaríamos complicando.
Sería más fácil cocinarlo todo la noche de antes o ese mismo día para no tener que descongelar y no tener que volver a recalentar, simplemente conservar en la nevera y luego un golpe de calor en el micro o incluso comerlo frío.
Otro ejemplo:
El arroz o pasta cocida se mantiene en la nevera cocido para usar durante los días posteriores. Estos alimentos deben ser recalentados o conservados en frío con mucho cuidado pues el microorganismo bacillus cereus, que puede crecer en temperaturas entre 5 y 55 ºC, en condiciones anaerobias, crea esporas estables y toxinas que causan diarreas, vómitos y dolor abdominal en cuestión de horas.
Creo que, con todas estas razones podemos concluir que el batch coocking puede traernos más disgustos que beneficios, por lo que aconsejo tener un menú pensado y planificado, pero ir cocinando mucho más cercano al consumo del alimento, o preparar varias raciones de comida y dejarlas congeladas para después poder consumirlas de forma más segura.
Comer bien es sencillo, comer seguro, también. Consciente de que estos temas no se tratan de forma habitual, espero haber ayudado al entendimiento de que la higiene y manipulación alimentaria no solo pertenece al mundo de la restauración, y que todos podemos hacerlo bien por nuestra salud y la de los nuestros.
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