En la pirámide nutricional española hay un apartado con una recomendación de consumo titulada: consumo moderado, ocasional y opcional.
Dentro de esta casilla encontramos alimentos como carnes rojas, embutidos, galletas, pasteles, mantequillas, chuches, bebidas fermentadas (cerveza y vino), azúcar de mesa y snacks (así, con el anglicismo).
Y se quedan tan panchos.
¿Creéis que cuando un niñ@ lee esto en clase sabe interpretar lo que significa consumo moderado? ¿Y ocasional? ¿Y opcional? ¿Y un adulto? ¿Sabe alguien medir cuánto es moderado? ¿Tenéis una vara de medir lo moderado y ocasional?
A mí se me vienen a la mente preguntas, y muchas.
Lo que yo llamo moderado, para otro puede ser mucho o poco. Todo va a depender de tu vara personal de medir tus cosas, tus muchos, tus pocos y tus valores.
Yo puedo tener un gasto de 1000 euros anual en vacaciones, y para otros ser muy poco, sobre todo para las empresas hoteleras. O puedo comprar 3 camisetas cada semana y ser una cantidad ideal, sobre todo si las compro en tu tienda. O puedo comer 2 pasteles diarios y ser una cantidad aceptable, especialmente si estoy en tu pastelería.
En cuanto a la comida, no existen alimentos buenos o malos, pero sí más recomendables o menos. Y lo que está en esa casilla de la pirámide no es recomendable de consumir. ¿Cuánto puedo consumir entonces? CUANTO MENOS, MEJOR. Y yo añado: y si es NADA, MEJOR QUE MEJOR. Por tanto, solo la denominación de “opcional” tendría cabida aquí. Que viene a significar que, si no lo comes, no te vas a morir ni enfermar.
Aquí alguno me diría: “es que vaya tristeza de vida si no comemos nada de esto, ¡por un día! …”
Podría escribir 2000 páginas del porqué tu vida no es más o menos triste por comer esas cosas. Pero el objetivo de este artículo no es otro que el de invitaros a meditar sobre aquellas excusas que ponemos para comer estos alimentos que no nutren.
Porque cuando uno siente que debe justificar el consumo de algo ya está dejando claro que no tiene seguridad de si debe comerlo o no, y busca la aprobación de otros para hacerlo.
No busques comer sano y ya. Busca querer comer sano, busca tu moderación y tu equilibrio propios. Fomenta tu control. Sí se puede controlar tu alimentación y tu salud. Enfoca tus fuerzas en tu conducta y así será como los resultados llegan.
Que tú tengas deseo de comer significa que tienes los mecanismos adecuados para no morirte de inanición. Pero eso no significa que ese deseo sea irrefrenable, incontrolable. Si te pasa esto, no tienes HAMBRE REAL. Tienes un desequilibrio de tu razón. De tus pensamientos y de tus emociones. Lo que hoy es suficiente, mañana no lo será. Lo que es satisfactorio en un instante, al minuto no lo será.
¿Comer es un placer? Por su supuesto. Pero un placer necesario con el objetivo de calmar el hambre de verdad. Para eso tenemos los sentidos, la mayoría de nosotros.
Pero si tienes otras carencias y no las trabajas con esfuerzo, con filosofía, con tranquilidad y con control, querrás suplir esa falta con placer rápido. Y la comida, cuanto más sabrosa, más palatable, y más cantidad, más placer proporciona. Así que, igual que sientes placer cuando expulsas tus heces, o cuando tienes sexo, y los haces cuando lo necesitas, come cuando lo necesites, pero de verdad.
Habréis llegado a la conclusión, imagino, de que la pirámide nutricional está mal diseñada. ¿Verdad?